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Menos sal, menos riesgo
El cambio en los estilos de vida y la rápida urbanización han traído consigo, entre otros, el aumento de la oferta de alimentos procesados. Su consumo regular y excesivo resulta perjudicial porque concentran altos índices de sodio (sal) -por ejemplo, frituras y pollo frito-.
¿Qué efectos genera en nuestra salud el consumo de altos contenidos de sal?
Dentro de los más comunes se puede identificar:
- Aumento de la tensión arterial
- Aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares
- Dificultad en la función de los riñones
- Retención de líquidos
- Osteoporosis
¿Cómo regular el consumo de sal?
La ingesta diaria aproximada de sal se encuentra entre los 9 y 12 gramos, sin embargo lo recomendable es consumir por debajo de los 5 gramos al día. Para lograr esta meta se recomienda reducir a la mitad la cantidad de sal que se utiliza al cocinar y evitar la salsa de soya o salsa de pescado en las comidas. Asimismo, el sustituir la sal por otros condimentos como el limón, ajo, orégano o pimienta ayuda a cumplir el objetivo. Finalmente, es recomendable reemplazar la sal en la mesa y los aperitivos salados por verduras frescas.