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Lo que debes saber sobre hipertensión arterial
La hipertensión arterial es una enfermedad crónica, que se caracteriza por los niveles elevados de presión arterial. Es una enfermedad multisistémica que no presenta ningún síntoma pero que va alterando múltiples órganos y a lo largo de los años puede presentarse en dos grados: HTA grado 1, considerada pre-hipertensión, y HTA grado 2, cuando hablamos de hipertensión elevada.
Según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar del año 2014 (ENDES 2014), el 14.6% de las personas de 15 años a más sufre de presión arterial elevada y de este procentaje, es más frecuente en hombres (18.5%) que en mujeres (11.3%). Además, la encuesta revela que solo el 10.3% de estos fuer diagnosticado por un médico. De este total de diagnosticados, el 60.3% recibe tratamiento.
El tratamiento de hipertensión en nuestro policlínico está incluido dentro del Programa a Pacientes crónicos. Solo en los cuatro primeros mesesde 2016 hemos atendido a 13907 pacientes, a quienes brindamos atención lo más temprana posible a fin de evitar eventos cardiovasculares y riesgos para otros órganos
Lo que deberíamos saber sobre HTA
Entre los factores de riesgo que pueden ocasionar la enfermedad se encuentran la obesidad, el consumo excesivo de sal, el alcohol. tabaco y drogas, falta de actividad física, estrés, tener más de 60 años y los antecedentes familiares.
A pesar de que la hipertensión arterial no manifiesta ningún síntoma, hay algunas señales que peuden ser indicios de ella: dolores de cabeza, visión borrosa, mareos, zumbido de oídos, nerviosismo, cansancio, pulso rápido y respiración corta.
Para quienes ya padecen esta enfermedad, de los cuales según el INEI solo el 74,8% del total recibe tratamiento, los especialistas recomiendan, no fumar, controlar el peso corporal, evitar el consumo de alcohol, tomar los medicamentos indicados por el médico y no automedicarse. Pero, sobre todo, acudir al médico regularmente porque cuando no se controla la HTA, por ser una enfermedad crónica, puede ocasionar daños en diferentes órganos. Por ejemplo, podría causar insuficiencia renal y consecuentemente una diálisis; podría dañar al corazón y derivar en un infarto de miocardio; podría ocasionar infartos cerebrales o hemorragias intracerebrales y podría provocar ceguera.
Prevenir sigue siendo la clave para que la enfermedad no se agrave. Por ello es recomenable, especialmente a partir de los 40 años, controlar periódicamente la presión arterial.