BLOG
Hepatitis aguda infantil ¿Qué hacer?
¿Qué es la hepatitis aguda?
La hepatitis es una inflamación del hígado. Hay diferentes causas que llevan a esa inflamación, como una infección o una intoxicación por medicamentos o sustancias. Los agentes infecciosos más frecuentes son los virus responsables por las hepatitis A, B, C, D y E.
Cuando la inflamación ocurre de manera rápida y abrupta, hablamos de una hepatitis aguda. En algunos casos, como en las hepatitis B, C y D, la infección puede tornarse crónica.
¿Cuáles son los síntomas? ¿Hay tratamiento?
La hepatitis aguda tiene diferentes síntomas: gastrointestinales, como diarrea o vómito, fiebre y dolor muscular, pero lo más característico es la ictericia – una coloración amarilla de la piel y los ojos.
Además, al someterse a exámenes clínicos, los afectados suelen presentar un elevado nivel de enzimas hepáticas, mientras que no se suele observar temperatura alta durante los primeros días de la enfermedad.
El tratamiento busca aliviar los síntomas, y manejar y estabilizar al paciente si el caso es grave. Estas recomendaciones se podrán ajustar cuando se determine el origen que la causa.
¿Se puede saber las causas?
Por lo general es un cuadro clínico similar a otras hepatitis. El tema principal es que no se sabe qué cosa lo causa. A nivel mundial hay casos reportados y es en base a ello que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dado una alerta para poder estar atentos a si es que se presentan algunos casos y poder realizar la investigación respectiva.
En nuestro país aún no hay casos registrados de hepatitis aguda en niños o adolescentes.
¿Qué pueden hacer los padres para proteger a sus hijos?
Lo principal es estar atento a los síntomas, como diarrea o vómito, y principalmente si hay señales de ictericia se debe buscar prontamente atención médica.
Para la prevención, se recomienda tomar medidas básicas de higiene como lavarse las manos, cubrirse al toser o estornudar, todo lo cual sirve también para prevenir la transmisión de virus.
- Realiza ejercicios para fortalecer los músculos abdominales de manera regular. Esto fortalecerá los músculos del torso para disminuir el riesgo de lesiones adicionales.
- Aprende a relajarte. Prueba métodos como el yoga, el taichí o los masajes.