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Juega con tus hijos
El juego es la actividad natural de todo niño para relacionarse con el mundo que los rodea, de conocerlo y de darle sentido. Si bien es cierto que pasan muchas horas jugando y hasta pueden hacerlo solos, es importante dedicar parte de nuestro tiempo a jugar con nuestros hijos, ya que les aporta importantes beneficios a ellos y a nosotros también.
Nuestro especialista César Rojas Valdez, psicólogo clínico de nuestro Complejo Hospitalario, nos dice que el juego entre padres e hijos es sumamente importante para diferentes aspectos del desarrollo y crecimiento del niño. “El juego produce bienestar, satisfacción, sentimiento de seguridad, pertenencia a la familia e identificación con las figuras paternas. Además puede ayudar a mejorar la comunicación entre padres e hijos”, señala.
A través del juego también se pueden impartir valores, reglas y ética en la interacción con los demás; porque cuando el niño a través de una interacción en el juego de repente comete un error, transgrede una de las reglas del juego o agrede a otro niño o a papá/mamá. Es la mejor oportunidad que se da para que el padre corrija al niño de una manera lúdica y directa. Así el niño va aprendiendo e interiorizando justamente esos valores que los padres van inculcando.
Compañeros de juego
Los niños necesitan compañeros de juegos con los que puedan compartir sus experiencias y logros, además de divertirse. Los primeros compañeros de juego son sus propios padres, su compañía es importante para ellos ya que les permitirá poder enfrentarse a un mundo desconocido y atreverse a hacer una gran cantidad de descubrimientos. César recalca que cuando el niño está cerca de sus padres este se siente protegido y seguro, proporcionándole la confianza suficiente para dedicarse plenamente al juego y atreverse a probar diferentes alternativas. Todo ello va generando un afecto importante y los padres se vuelven referentes del niño.
¿A qué podemos jugar con nuestros hijos?
Con los años se han ido transformando muchos hábitos como el del juego. Ahora la tecnología en nuestras vidas ha hecho que los juegos de los niños poco a poco se transformen en juegos solitarios. Los teléfonos móviles, tablets, ordenadores, entre otros, han hecho que los niños apenas quieran jugar con otros. De ahí la importancia de dedicarles tiempo y ayudarlos a dejar de lado los aparatos electrónicos por los juegos en compañía.
Rojas nos comenta que los padres pueden jugar a todo con sus hijos. “El juego debe desarrollar la imaginación del niño, el padre debe guiarlo y proponer entre ambos nuevos juegos. Por ejemplo: armar o reconstruir objetos con cosas que puedan haber a la mano (cubos, madera), que estén en casa; correr, saltar, explorar. El papá puede jugar con su hija a las muñecas o montar bicicleta y la mamá con su hijo a los carritos o al fútbol. La igualdad de género empieza en casa”
Regalemos tiempo
No hace falta estar todo el día jugando con nuestros hijos, pero sÍ es fundamental buscar un hueco en nuestra agenda y considerarlo parte de la rutina diaria. Muchos padres creen que el jugar con los hijos es perder el tiempo o invertir en algo intrascendente. Con tal solo dedicarles 10, 15 minutos o 1 hora del día se puede hacer la diferencia. No hay que ser muy creativos para aprovechar el poco tiempo que se dispone: darse una revolcada en el piso, jugar a los carros o las muñecas harán que el niño quede maravillado y esperará a que el papá o mamá llegue a casa para jugar nuevamente. Los días de descanso pasarlos en familia, salir a espacios libres como parques, plazas, playa. Ir al centro comercial (Mall) todos los fines de semana no es la mejor opción, agrega nuestro especialista.
César añade, “muchos de los problemas que se dan en los niños o en los adultos están relacionados con el déficit de experiencias positivas, felices en la infancia y la desconexión afectiva y física entre padre e hijo. El juego es una forma simple y económica de encontrar y lograr esa conexión, llenar ese mundo afectivo de nuestros hijos, que les sirva de herramienta y energía para afrontar las dificultades y estrés de la vida adulta. Oportunidad única que todos los padres deberíamos aprovechar”