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¿Por qué es bueno tomar agua?
El agua es un recurso sumamente necesario para que nuestro cuerpo conserve una buena salud. En condiciones normales, un ser humano cada día pierde unos dos litros de agua entre el sudor, la respiración, la orina y las defecaciones, y estos dos litros deben ser recuperados cada día.
Dado que cada organismo es diferente, la cantidad de agua diaria a consumir dependerá de la edad, el peso, el estado físico, el estado de salud de la persona y temperatura de la zona donde vive.
¿Qué beneficios obtenemos?
- Alivia la fatiga porque elimina toxinas y así el corazón trabaja mejor para bombear la sangre oxigenada a todas las células.
- Ayuda en la digestión al descomponer los alimentos apropiadamente.
- Previene el dolor de cabeza y migraña provocados en ocasiones por la deshidratación.
- Regula la temperatura del cuerpo. El agua ayuda a liberar el calor corporal.
- Ayuda a mantener tus músculos y articulaciones lubricados. Evitarás calambres y esguinces.
- Piel Sana. El agua repone los tejidos de la piel, la hidrata y hace aumentar su elasticidad.
Hay bebidas y alimentos que pueden ayudarte a mantener hidratado: los jugos de frutas y vegetales, la leche y el té de hierbas por ejemplo. Sin embargo, algunos pueden añadir calorías extra por el azúcar que contienen como los energizantes, jugos envasados y gaseosas.
¿En qué otros momentos debemos hidratarnos más? Cuando hace calor, se sufre pérdidas de líquido por medio del ejercicio intenso, fiebre, o diarrea hay que aumentar el consumo de agua, ya que se produce lo que conocemos como deshidratación.
Síntomas de la deshidratación
Puede presentarse de dos maneras:
- Leve a moderada: sed, disminución de la sudoración, sequedad de la boca, disminución de la producción de orina; el color de la orina es un buen indicador de falta de líquidos. Si es clara y transparente, está bien; si es amarilla u oscura, no estás tomando la cantidad de líquidos que se requiere.
- Grave: la presión arterial desciende provocando mareos o desmayos, shock y futuros daños en órganos internos como riñones, hígado, entre otros.
Consejos para incluirla en tu rutina y la de tu familia:
- Bebe un vaso de agua antes del desayuno.
- Cuando tengas sed, bebe agua y no gaseosas o jugos artificiales.
- Procura tener una jarra de agua siempre disponible.